Dos cuestiones personales
El informado Ismael Bermúdez hoy nos cuenta que sólo hay 549.000 personas pagan el impuesto "a la riqueza".
Si la cifra parecía menor, basta hurgar un poco más hasta encontrar que entre los sectores con bienes por más de $ 1 millón, sólo hay 19.000 inscriptos.
En ambos párrafos el periodista utilizó la palabra “sólo”. Es lógico. NADIE paga el impuesto a los Bienes Personales en Argentina.
Esa es la primera cuestión, de forma, el impuesto existe, no se paga, y grava una riqueza que no es tal. Es rico en Argentina cualquier persona con un patrimonio superior a los 102.300 pesos (U$S 33.000). Cualquier familia con un departamento de 2 ambientes y un autito no muy moderno pasa el límite.
Pre-devaluación eran 102.300 dólares, los que aún en ese momento era un monto reducido (al menos muy discutible).
La segunda cuestión es de fondo. El tema de cómo se debe tributar por bienes personales, con las consiguientes dificultades de fiscalización y correcta valuación, no pudo ser resuelta hasta ahora por ningún país. Por ello muchos países no aplican el impuesto (Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelanda, por ejemplo).
El impuesto a los bienes, aparte de ser una burrada técnica, es una imposibilidad ontológica, pues incentiva todas las malas prácticas posibles en relación a la registración de activos y, peor aún, favorece la fuga de capitales....
(Averiguá cuantos deptos en Madero son propiedad de sociedades uruguayas o trusts de paraísos fiscales.....)
Ese impuesto no achica ninguna brecha, sino que la agranda, pues por evadirlo el capital fuga en lugar de ser invertido localmente; y eso se traduce en menos empleo