
Fue muy poco comentado (creo que nada) una reciente sentencia de la Suprema Corte Estadounidense dictada en la causa abierta hace varios años por 12 estados de la Unión, contra la EPA (organismo federal de los EEUU encargado de la protección ambiental).
El fallo no fue menor en lo absoluto por lo que dijo y por lo que implica.
Veamos, la EPA se había negado a regular las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) producidas por los motores de los vehículos, ya que, según aducía, no tenía facultades para hacerlo. Pero peor aún fue el otro argumento dado ya que aseguró que si adoptaba tales medidas sería contradictorio con la misma política seguida por el gobierno de los EEUU a nivel internacional. Recordemos que EEUU no firmó el Protocolo de Kyoto y, en otro orden, fue uno de los que hicieron fuerte lobby para que el informe reciente del IPCC (ese que está en todos los diarios) fuera más lavado.
Pero el fallo del Tribunal Supremo norteamericano estableció que la EPA tenía facultades suficientes para regular los GEI de los autos, para fijar reglas que impidan la contaminación.
Sabiendo que el gobierno de EEUU respaldó de manera decidida la decisión de la EPA y que Detroit (los fabricantes de autos en realidad) hicieron un fuerte lobby para que ésta agencia no tenga competencia en esa regulación, el fallo tiene una importancia trascendental.
De abogacía y leyes no entiendo mucho, pero si ahora la EPA tiene facultad suficiente para regular emisiones contaminantes de los automóviles también las tendrá para toda actividad humana que origine GEI y con ellas provoquen en parte el cambio climático.
Me pregunto si se viene una ola de juicios por la contaminación que han provocado estas automotrices al mejor estilo de los juicios multimillonarios de las tabacaleras. Las tabacaleras han matado a muchas personas, pero los GEI ponen en cierto riesgo la vida humana en su totalidad. Las indemnizaciones que pueden llegar a surgir además de inesperadas pueden ser por cifras verdaderamente cuantiosas.
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