El desconocimiento como causa de desvaloración.

Hace algunos años la maestra de mi primo que por entonces tenía cinco años le pidió que dibujara un pollo. El, quien siempre había vivido en la Capital Federal, dibujo un pollo, ¡pero congelado en la góndola del supermercado! ¡Para rematarla sólo faltaba el logo de algún hipermercado!

Su madre nació y vivó hasta los 18 años en el interior del país. Vivía en una quinta, con gallinas (huevos y carne), vacas (leche) y huerta propia. Horrorizada armó un viaje al mismo lugar donde había nacido y le mostró el campo y le enseñó lo que era "vivir en él".

Creo que son pocos los que no conozcan un pollito o un pollo "de verdad", más no sea de la televisión. Pero sin dudas que es un ejemplo de cómo muchas personas que siempre vivieron en grandes ciudades y no les "enseñaron" cómo se vive o produce en "el campo", desvaloran la producción de alimentos. Por algún mecanismo casi místico parecen creer que la comida nace en las góndolas, envasada y lista para consumir.

Hoy, la genial tira del diario Clarín "Yo, Matías" me hizo acordar dicha anécdota. Todavía Juani, mi primo, no puede creer su dibujo que, por supuesto, fue guardado y encuadrado y está en su cuarto en la pared de las fotos.