domingo, febrero 11, 2007

Carnaval alegre/dicen que te vas/por qué no te quedás/quince días más.

Ya casi yéndome de vacaciones, dejo este lindo texto publicado un 16 de febrero de 2002 en La Nación.

El diablo de los carnavales


Llegó febrero y se disponen ya los pueblos a gozar y reír con los festejos del carnaval. Aunque no todos, es verdad, con el mismo entusiasmo.

Hay que admitir que en Buenos Aires, por ejemplo, ya no hay corsos. Y si los hay terminan antes de que uno se entere. Se ven, sí, multitudes bulliciosas, pero el espíritu que las anima no es precisamente el de la jovialidad carnavalesca.

Todo lo contrario sucede en el centro y noroeste de nuestro territorio. El fervor por estas festividades no conoce desmayos. Hoy, como ayer, el color y la alegría de una celebración en Purmamarca o en Tilcara, siguen trasuntando el sentido entrañable y casi metafísico de los orígenes.

LA NACION conversó con uno de los investigadores folklóricos que más han hecho por fortalecer el sentido de identidad de nuestro pueblo:Félix Coluccio. A los 90 años este estudioso infatigable guarda imborrables recuerdos de distintos carnavales.

Erke, charango y bombo

"Carnaval alegre/dicen que te vas/por qué no te quedás/quince días más."

En su domicilio frente a la plaza del Congreso, Coluccio recita la vieja copla.

Con ella nos conduce a pequeños pueblos como Juella o Huiichaira, donde todavía se celebra el carnaval de acuerdo con los ritos nativos ancestrales, donde lo pagano se une con lo católico.

"El carnaval adquiere características especiales según la geografía y las particularidades étnicas", comenta Coluccio para explicar costumbres tan típicas como la del "entierro del diablo" en Jujuy o Salta.

Esta milenaria manifestación popular llegó, merced a la conquista española, a las regiones de La Puna y La Quebrada de Humahuaca.

En ella, el carnaval es representado por un pequeño demonio que -en medio de la algarabía general- es sacado de la tumba que lo alberga desde el año anterior y que está ubicada en algún lugar apartado de la montaña.

El Diablo Carnavalero, más jocundo que tenebroso, suele estar representado por un muñeco de tela de color rojo, adornado con cascabeles, lentejuelas, espejos y plumas.

Es un símbolo antropomórfico del "rojo sol", que según la creencia es quien fecunda a la Pacha Mama (madre tierra), dando origen a las semillas, las raíces, los troncos, los follajes y los frutos de toda la región.

Los participantes de la fiesta -comenta llevan al diablo por todo el pueblo y se detienen en las casas donde se les invita a beber y bailar.

Días después, al terminar el festejo, se procede a cumplir con la ceremonia de despedida del carnaval, llevada a cabo mediante un nuevo entierro del "diablo", que permanecerá allí escondido hasta el próximo año, en que se lo desentierra de nuevo.

Coluccio describe la ceremonia: "Cesa la música y en medio de un silencio absoluto colocan al diablillo en el foso".

"Alguna vez he ido, con Jaime Dávalos, a esconder el diablo en la montaña", recuerda, nostálgico Coluccio.

Si bien en estos pagos, el carnaval conserva todos los aires nativos collas con música de cajas, erques, erquenchos, quenas, charangos y guitarras, hoy día la celebración no se ha salvado -comenta Coluccio- de la progresiva influencia de la bailanta.

Vidalas chayeras

La celebración presenta otros matices en provincias como La Rioja y Catamarca, donde adopta el nombre de "chaya".

"Allí -describe Coluccio- los chayeros recorren las calles cantando vidalas que han compuesto durante los días dedicados a cosechar algarrobos." En lugar de arrojarse agua, los participantes libran una batalla, no de agua -como en otros lugares- sino de harina, almidón y vino.

En Santiago del Estero la fiesta alcanza su mayor intensidad en la "trinchera". Se trata de un espacio rodeado de troncos de álamos dentro del cual deben entrar los jinetes saltando con sus caballos.

"En los Valles Calchaquíes -refiere Coluccio- las trincheras son reemplazadas." Agrega que la fama de éstas "deja mucho que desear ya que ha dado lugar a la fama de una intencionada copla: ya se ha ido el carnaval/por el vado más estrecho/y quedan las buenas mozas/con la barriga hasta el pecho".

Hoy día, el carnaval de Río de Janeiro concita más la atención de los medios masivos, en lo cual le sigue el de Gualeguaychú. El carnavalito del norte merece también los honores de la difusión universal.

Por B. Vedia Olivera

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3 Comentarios:

At 12:18 p. m., Anonymous Anónimo said...

Bien, abuelo, que bueno cerrar su año así. Vaya, póngase la corbata al rededor de la frente y tire mucho talco!

Estuve revisando todos sus posts luego de mi viaje, pero ya perdí el tren para enviar mis preguntas simplistas.

Saludos!

 
At 10:27 a. m., Blogger Luciano Cohan (Elemaco) said...

Vuelva Abuelo, Vuelva...que el mundo blogueril no es lo mismo sin usted...

Necesito su analisis sobre las medidas del agro, sino no entiendo nada!!!

 
At 3:49 p. m., Blogger Abuelo Económico said...

quaTTro, no se achique, vamos, pregunte...siempre hay tiempo para revivir viejos posts.

elemaco, gracias por su atenta lectura y reconocimiento. Prometo un post al respecto cuando retorne. Pero dejeme leer los boletines oficiales para no meter la pata como ya hizo más de un diario.

 

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