Mi versión de Cuba CON Fidel
Hace menos de un año viajé a Cuba de vacaciones. Por supuesto que como interesado en las ciencias sociales no pude dejar de ver y analizar todo con ojos que excedían a los de un turista veraniego en la playa.
Lo primero que me llamó la atención fue la pobreza absoluta de su población. Pero al ser una pobreza generalizada no existe la pobreza relativa (aquella que se siente cuando alguien que desde el punto de vista de la definición estricta no es pobre pero así se siente porque existe gente más rica que él; desigualdad del ingreso alta). Como no existe este tipo de pobreza son muy bajos los estímulos de estas personas para soñar con tener bienes materiales que en otros países nos desvivimos por comprar para estar “en la onda”.
Ello creo que explica en buena medida la seguridad que sentí. Caminé por zonas “no aptas para turistas” con mi maquina de fotos y filmadora colgando de mi cuello sin que nadie se acercara a preguntarme algo de manera sospechosa. Tampoco me sentí observado de manera especial por tener esos bienes que para ellos no son ni siquiera inalcanzables ya que “no existen”. No vi robos, pero después de todo ¿para qué? Si tampoco podrían tener un mercado negro ya que no tienen capacidad adquisitiva ni para comprar alimentos de calidad aceptable todos los días.
Asimismo, esa falta de interés, esa apatía por objetos de deseo, me hizo pensar en su falta de interés por el crecimiento personal. El egoísmo mínimo que mueve a las personas a mejorar y lograr un mayor nivel de vida no existe. No tienen incentivos a trabajar, mucho menos a emprender. De hecho, es muy limitado lo que pueden hacer. Y esto es lo que más me llamó la atención. Es difícil pensar una sociedad en la que se esfumaron los incentivos a crear, a mejorar, a desarrollar, a emprender, a crecer.
Podría hablar de su falta total de libertad en su misma Cuba, de la falta de democracia, de la falta de comunicaciones y de la inexistente libre expresión. Pero eso es tema trillado y creo que todos lo conocen y tienen su opinión formada al respecto.
Por otro lado todos tienen su casita (algunas hasta con serio peligro de derrumbe, otros en pésimas condiciones y otros hacinados, pero no hay “homeless”). Todos tienen alimento (no comen caviar, mucho menos carne, pero todos comen a diario). Tienen educación y se nota, una breve charla con cualquier cubano nos enseñará que saben de geografía, historia, matemática, etc., sin nada que envidiar a nuestra educación (en realidad, nosotros deberíamos envidiarles el conocimiento que tienen de sus planes de estudio. Pero ahí tienen un nuevo problema. Estudian solo SU lado de la biblioteca, nada más, no hay otra posibilidad). Y por último la salud. No se ve gente enferma en la calle y se sabe que todos tienen acceso a los hospitales. Pero amigos médicos me informan que la calidad de esa salud (a pesar de su fama) no llega a todos, deja mucho que desear. Pero acceden…
Resumo, cada uno debe poner en la balanza cada aspecto y analizarlo por sí mismo. Cada persona que la visitó tendrá “su propia Cuba”. Ser simplista al hablar del Régimen es caer en el peor de los errores. Los matices son muchos. Yo soy fervientemente crítico, mi balanza está fuera del equilibrio mínimo deseado. Pero entiendo que muchos países, como Argentina, podrían aprender algunas cosas.
Abuelo, Cuba es el ejemplo de cómo se puede matar el espíritu humano pero a la vez asegurarse que esos cuerpos esten sanos y mínimamente alimentados....
Las vacas en un campo están bien alimentadas, vacunadas, controladas, cuidadas. Por mi parte, prefiero la vida del hornero, o la de la gaviota, a la salud y bienestar de un animal de corral.
Cuba ya no me causa bronca, sino pena, mucha pena. Y no creo que la cosa cambie mucho después de Fidel....Son vacas orgullosas de vivir en un corral
Hola abuelo,
Yo no tuve la suerte de conocer Cuba, pertenezco al 95% de los argentinos que no puede pagarse un viaje a Cuba. Y por supuesto, ni sueño con eso, sé que no tengo posibilidad siendo docente y con un sueldo de apenas alcanza a llegar a fin de mes.
Pero sí puedo opinar sobre los estragos que el "consumismo" (ya sea "de onda", de tecnología, de TV, de "llame ya", de truchadas, de pavadas) ha causado de este lado del mundo. Me imagino qué maravilloso debe ser un pueblo donde la gente no se anda fijando en la ropa del otro, la tintura del pelo, el auto deportivo, el club al que van los hijos, y demases marcas de "estatutos" que suelen pavonear por estas geografías.
Entonces, más allá de Fideles, Menems o Bushes, creo que el sistema capitalista salvaje en el que vivimos y que concebimos como única opción, está causando más muertes, hambres, miseria, violencias, injusticias, etc. etc. de la que jamás verá la gente de Cuba.
en fin...
Por último, abuelo, que me quedó en el tintero:
Decís que Cuba es una sociedad sin incentivos ni crecimiento, porque sus ciudadanos/as no tienen incentivos ni deseos de crecimiento personal. Ese discurso, creo, es uno de los logros más importantes del capitalismo: creer que los individuos estamos por encima de lo comunitario. Le damos tanta significancia a la individualidad, al "crecimiento personal", a la perfección, que nos es imposible pensar que para que las cosas sean justas todos debemos ceder algunas cosas y empezar a repartir, porque está el bien comunitario por sobre el bien individual. Que la solución no es "hago mi vida, no me meto con nadie, crezco, que mis vecinos se jodan por vagos, ignorantes, etc. si no tienen lo mismo que yo..."
en fin, saludos
Sauria: el primer comment me pareció muy válido, el segundo también, sólo que ya te debo una respuesta...
Me permito disentir con tu apreciación acerca de la justicia. Yo no creo que nuestro sistema sea “justo”, pero estoy totalmente seguro que el de ellos tampoco lo es. Existen dos o tres cubas con realidades muy pero muy distintas en las cuales el sentimiento de justicia queda bien relegado.
La primera es la cuba del pueblo. Es esa cuba la que te conté. La pobre pero igualitaria en su pobreza. La de la falta completa de libertades, la de la discriminación y la del autoritarismo. Luego tienes otra Cuba: la del turismo. Esa es muy parecida a Puerto Madero, a Cancún o Miami. En ésta no te cortan la luz todos los días sin preaviso, tampoco te falta tu “coca-cola” ni un restaurant de primera categoría. Tampoco sábanas limpias, ni colchones cómodos o lindos jabones. Pero para acceder a estos bienes ni siquiera se utiliza la misma moneda del pueblo, es el “peso-cubano-turista” inaccesible para el pueblo. Luego tienes la Cuba del poder. Esa Cuba que gozan los poderosos amigos de Fidel. Ellos acceden a las mismas comodidades que los turistas con la salvedad que son tan cubanos como “el pueblo” pero hasta tienen algo que los turistas no tenemos: acceso irrestricto a Internet (ni en los hoteles 5* tenes una conexión como la gente). Ellos se mueven en grandes autos europeos (Mercedes Benz, BMW o AUDI, nada yankee, of course). En fin, la justicia tal cual la pensás no existe.
Pero es lógico si pensamos que el sólo hecho de definir justicia se nos puede poner complicado. ¿Cómo podemos esperar que exista justicia para todos, todo el tiempo, en todos lados? Es una verdadera utopía…
Creo que confundís el sistema de mercado con un egoísmo muy fuerte, con el individualismo llevado a su máxima expresión. El "hago mi vida, no me meto con nadie, crezco, que mis vecinos se jodan por vagos, ignorantes, etc. si no tienen lo mismo que yo..." me parece que es una caricatura exagerada de la realidad. No creo que nuestro sistema sea el que vos describís. Seguramente existirán personas así, pero agradezco que tengan la libertad de elegir en el quiénes son y en el cómo comportarse. Nosotros, por nuestra parte, podremos decidir ayudarlos, intentar convencerlos que existe un estilo de vida mejor o bien no importarnos e ignorarlos. SOMOS LIBRES. Los cubanos no lo son. Inclusives con eterno egoismo pueden ayudarnos a nosotros mismos a crecer. Bienvenida la diversidad de ideas y de pensamiento.
Por último, tendrías que ver lo que es que te corten las ganas de crecer, de mejorar. Ese crecimiento personal que tu escribes en paréntesis. Los cubanos, al menos los que yo conocí en las afueras de la capital, NO querían trabajar, se la pasaban en las puertas de sus casas mirando pasar el tiempo. Fumando, leyendo algún folletín político y esperando que pase nada. Es muy triste. Realmente.
Cuba está tan instalado en el imaginario progre, es el último tablón que queda del sueño comunista. Porque ningún progre se va a poner a defender a Corea del norte, que es igual que cuba pero con más guita, pero no es cool, ni hubo un argentino metido en el tema.
Decía, que como es el último tablón que resiste de esa adolescencia mental tan propia de nuestros progres de clase media, les cuesta horrores darse cuenta que el sueño cubano es una pesadilla, dominada por un dictador ególatra al que le importa más el bronce que su pueblo.
Y que ese pueblo, que goza de cierta equidad en la miseria en que vive, sufre más de chatura existencial que de pobreza.
Me causa asco la condescendencia de nuestros progres hacia Cuba. Parece que nadie se atreve a decir lo obvio, que es una dictadura payasesca, que no ha siquiera podido lograr una mínima mejora económica en 45 años de gobernar sin oposición, que sobrevivió mendigando a la URSS antes y a Chavez ahora, que su famosa educación no le sirve de mucho, que si les dieran un pasaje se terminaría yendo todo el mundo a ser "explotado" por el capitalismo, que el espectáculo de cómo manejan la enfermedad de Castro es tan revelador como patético, que ha malgastado la vida de dos generaciones al cuete, que en su soberbia pedorra intentó sin éxito y a costa de mucha sangre exportar su modelo a otros países de la región....
Pobre Cuba
Abuelo, hablemos de justicia y libertad. Creo que acá, como no hay justicia, es imposible que haya libertad. Mientras no haya justicia social y todos tengamos las mismas oportunidades y los mismos derechos, no habrá libertad. Porque es mentira que nosotros sí podemos elegir. Los pobres, excluídos, explotados, no pueden elegir. No podemos ir a la "universidad pública, abierta, gratuita", no tenemos acceso a la salud, no tenemos trabajo, no tenemos sueldos que nos permitan vivir "dignamente", no tenemos seguridades sociales ni leyes que se cunplan para ampararnos, no tenemos un plato de comida todos los días. Es en esa injusticia donde se termina el derecho de elegir. "Elegir" en esta connotación que hablamos, es el "gran sueño americano", el "hombre que se hace a sí mismo", por sus actitudes, perseverancia, "cualidades naturales" que lo hacen destacarpor encima del resto. No hay nada de eso.
Sabrán, economistas, de los datos de distribución de las riquezas en el mundo y en particular de Argentina: no hay posibilidad de elección, no hay libertad, no hay justicia.
Lo que quiero decir: no somos muy diferentes a los cubanos que describís. Con sólo salir a la calle y caminar un poco, te darás cuenta. Creo sí, y sin conocer a Cuba, y sin defender a Fidel, que en Cuba hay cosas que están mejores resueltas que acá, me imagino al menos... Acá, abuelo, hay dos o tres generaciones de personas que quedan afuera de toda discusión política, de toda posibilidad de participación social, de todo incentivo de mejorar. Son dos o tres generaciones nacidas sin laburo, sin educación, sin nada. Mientras el resto, estaba siendo educada por Tinelli y sus secuaces....
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Il postino se piensa que con sólo ojear los sobres, ya conoce en profundidad el contenido de lo que reparte...
Saludos.