Hoy, Matías Longoni tiró la bomba que nadie se animó o bien nadie logró conseguir con cierto grado de certeza.
Según Clarín, se incrementarían en dos puntos las retenciones a la soja y al maíz para armar un fondo de U$S 500 millones para subsidiar a los sectores que producen alimentos en el mercado interno evitando así la suba de la canasta alimentaria.
Como la iniciativa surgió del mismo despacho presidencial se permite entender que de allí bajó a Economía y luego Felisa mandó a trabajar a su tropa de la SAGPyA, especificamente a la oficina de Control Comercial. O sea, siguió el camino inverso esperable. Todo bajo el mando no de Campos sino de De Urquiza.
¿La primer pregunta que surge es porque agregar retenciones al maíz para luego subsidiarlo? ¿Te saco de aca y te doy por alla? Está bien, no todo el maíz es de consumo interno pero como medida...
La otra pregunta es porque el sector privado, en especial el productor, eslabón primario de la cadena, tiene que asumir el costo de una distorsión generada desde el mismo gobierno. Si el mecanismo pretende armar un doble precio para un mismo producto estimo que sería esperable sea el Gobierno quien financie esos 500 millones con sus enormes recursos excedentes, sean estos contemplados en el presupuesto (se puede con la sola firma de Fernandez y el ok de Felisa), o sean estos no contemplados en su doble aspecto: (a) retenciones adicionales por suba de granos post octubre o bien por subestimación lisa y llana de la recaudación impositiva.
Longoni también habla de otras dos opciones: que los exportadores se hagan cargo de la diferencia, mecanismo que el mismo diario se encarga de desacreditar, y que se apliquen retenciones móviles (¿idea de Moreno?).
Sea cual fuere el mecanismo empleado, llevar a la práctica el subsidio al mercado triguero y al maicero es demasiado complejo. Esta complejidad viene dado por la fuerte dispersión geográfica y cantidad de jugadores en cada mercado. No todo el mercado interno opera en blanco y muchos de los que sí operan en blanco no declaran compras al organismo oficial. Entonces, bajo el método de past performance para estimar compras de maíz y trigo, surgen las preguntas ¿cómo manejar el subsidio? ¿a quién, cuánto y cómo?
Mi opinión es que esto es un globo de ensayo y busca asustar, generar temor, a los fines de negociar mejor el paro del campo del mes de enero. Mi apuesta es que será el gobierno quien pague el subsidio de manera completa sin introducir complejidades al sistema actual ni incrementar el nivel de retenciones.
A pesar de todo lo anterior, creo que este mecanismo no soluciona el problema de fondo y busca emparchar con complejas ideas de dudosa aplicación. El punto sería que de subsidiar a alguien dejando que el mercado opere de la manera más transparente posible, este alguien debería ser el consumidor final de menores ingresos (aquellos que hoy ya reciben algún tipo subsidio estatal). Nadie más. ¿O porque vos, gordito, que vivís en Barrio Norte, Puerto Maderom, Recoleta o Belgrano, tenés que pagar el pan y la carne regalada?
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