lunes, octubre 09, 2006

La infraestructura que nos falta

Los amigos chiflados, Curly en este caso, comentan que las exportaciones argentinas no despegaron como muchos creen y se pregunta qué está pasando al respecto.

Yo propongo comenzar a estudiar uno de los inconvenientes: la (falta de) infraestructura en Argentina.

Casualmente, por el tema que comentara del trigo, consulté con un experto en estos temas acerca de si tenían medido de alguna manera este problema. Su respuesta me sorprendió con un rotundo sí. Me señaló que uno de los trabajos del Foro de la Cadena Agroindustrial Argentina es justamente sobre este tema y que allí encontraría muy buenos datos.

Fui al site y me encontré con este documento que en resumidas cuentas nos dice lo siguiente:

En Argentina las obras viales siempre fueron financiadas con la recaudación de impuestos con afectación específica. Veamos como se aplican estos fondos:

- La ley 11.638, sancionada en 1932, es el origen de los impuestos a los combustibles y lubricantes. Gravó estos productos destinando la totalidad de su recaudación a fondos viales y asi fue en el año de su aplicación (el 100% de lo recaudado se destinaba a vialidad). Si la legislación actual respetara esta distribución, a valores del año 2003, 3.038 millones de pesos anuales se hubiesen asignado a la ejecución de obras viales. Sin embargo, en la actualidad sólo el 7% de lo recaudado por el impuesto a los combustibles líquidos y gas natural se destina a obras viales. Esto representa, a valores del año 2003, aproximadamente 220 millones de pesos anuales.

- Otra tasa con afectación específica para la ejecución de obras viales es la tasa sobre elgasoil (2001). Dicha tasa se destina dentro de un fideicomiso (del SIT). Este fondo fiduciario que se creó en el año 2001 para financiar fundamentalmente el desarrollo de los proyectos de infraestructura y/o a la eliminación o reducción de peajes, terminó aplicando sólo el 19% de los recursos en la ejecución de obras viales. Esto representa la exigua suma de 771 millones de pesos en cuatro años.

-La Tasa de infraestructura Hídrica creada en 2001, preveía que su recaudación se destina al desarrollo de proyectos de infraestructura de obras hídricas de recuperación de tierras productivas, mitigación de inundaciones en zonas rurales y protección de infraestructura vial y ferroviaria en zonas rurales o periurbanas y/o a las compensaciones por disminuciones tarifarias a los concesionarios que realicen el dragado y/o mantenimiento de vías navegables. Para ello se constituyó el denominado Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica. Sobre 904 millones de pesos de recaudación, apenas 84 millones de pesos fueron asignados a obras, en un plazo de cuatro años.


En el trabajo estiman que realizar un conjunto de obras prioritarias tendría un costo de inversión de aproximadamente 1635 millones de dólares. ¿No es un número que asuste demasiado, no?

Estas obras podrían ejecutarse si se destinara a tal fin gran parte de la recaudación anual de los impuestos a los combustibles-lubricantes y tasa sobre el gasoil, las cuales en conjunto ascienden aproximadamente a 4.400 millones de pesos/año.

Vale recordar que, por ejemplo, la cifra implica sólo el 20% de la recaudado en concepto de retenciones 2002-2005 a la soja (y su molienda), al girasol (y su molienda), al trigo y al maíz.

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2 Comentarios:

At 11:22 p. m., Blogger Ulschmidt said...

Apenas ahora drenan Melincué, tras años de inundación sobre las tierras mas productivas del planeta !
Esos fondos específicos - por impuestos, tasas, contribuciones o lo que fueran - debieran directo ir a cuentas de fondos autárquicos y organismos determinados que los administren para su fin planificado. Nada de dárselos a la administración central con la supuesta obligación de destinarlos a... ( desde luego, uno lo dice y en el acto sabe que jamás ocurrirá)

 
At 10:28 a. m., Anonymous Anónimo said...

Para estimar la magnitud de las exportaciones no es correcto compararlas con las magnitudes de países vecinos.

Lo correcto, conceptualmente, es compararlas con el nivel de producción local y oferta interna de origen local (sin considerar importaciones).

Si uno hace así, resulta que las exportaciones argentinas crecen a un ritmo discordante en comparación con la oferta interna de origen local. Esto es así en el corto plazo por la "eficacia" del tipo de cambio en lograr este resultado.

Si se analiza rubro por rubro en agroalimentos y en muchas otras industrias se descubre que la magnitud exportada como porcentual de la producción local y de la oferta interna local es enorme.

La relación PBI/exportaciones no nos dice mucho (aunque aumentó sustancialmente desde la devaluación), pero sí nos dice mucho lo que se exporta mes a mes en relación a lo que se oferta al mercado interno mes a mes.

El enorme flujo de "dólares comerciales" no tiene otro fundamento que esto.

Si uno se fija como evolucionan las exportaciones (no solo de bienes agroindustriales, materias primas, combustibles, etc.) ve que aumentaron mucho más que proporcionalmente al aumento de la producción y de la oferta interna de origen local.

Por eso el gobierno se asusta (y los mismos exportadores que, en muchos casos, proponen formas de autocontrol de exportaciones) y pone cupos, prohibiciones, etc., sobre todos en alimentos (carnes, lácteos, etc.).

El tipo de cambio se usa para proporcionar dólares comerciales (comercio exterior) sin preocuparse mayormente del aumento de la producción de eso que se exporta. En valores físicos per cápita muchos productos están por debajo en comparación con la convertibilidad y, sin embargo, las exportaciones físicas crecieron enormemente.

Respecto al consumo. El consumo que aumentó es el del 30% de mayores ingresos (receptores, en gran medida, de la transferencia devaluatoria).

Si uno se fija qué es lo que impulsa el consumo privado total, se da cuenta que más del 60% está explicado por el consumo de los sectores pudientes (minoritarios: menos del 10% de la población) y solo menos del 40% los mayoritarios (consumo popular del 70% y más de la población).

Estos patrones de consumo son coherentes con la trayectoria física del destino de la producción argentina: mercado mundial-30% de la población local. El resto se las arregla con las sobras y mendrugos de este funcionamiento que es el único considerado "rentable".

 

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