sábado, junio 30, 2007

La suerte del steady state

En determinadas situaciones mantener estable determinado nivel es bueno, al menos no se retrocede.

El mercado local del trigo viene complicado. A la suspensión del registro de exportación se le suma un sistema de compensaciones que poco y nada ayuda. En realidad complica.

El problema tiene solución: mayor oferta. ¡Que llueva trigo! parafraseando al tristemente célebre Guillermo Moreno.

Y estamos ante una coyuntura donde realmente podría darse esa "lluvia" del cereal: precios increíblemente buenos y fundamentals del mercado óptimos (mermas productivas en casi todo el mundo, bajísimos niveles de stocks finales), lo que permite deducir que los precios continuarán muy firmes. Asimismo, las condiciones de humedad (esenciales para la siembra) son muy buenas salvo en pequeñas zonas donde si llueve un poquito en estos días se evitaría la limitante.

Sin embargo la siembra argentina no respondió a la "señal" que el mercado le estaba pasando. Y así fue como a comienzo de campaña se pronosticó una caída del área del 7%. ¡Caída!, sí, en un momento donde los precios a esta fecha superan cualquier estimación positiva. Por algo será.

Peeeero, con el correr de los días la siembra se fue agilizando e inclusive se tonificó más de lo esperado llegando casi casi a la mismas hectáreas sembradas que la anterior campaña. A medida que avanzaba el tiempo de siembra los precios comenzaron a subir aún más tal como se muestra en el gráfico y eso pudo haber gatillado el cambio.

Y entonces faltó gasoil, y para llenar el tanque hay que mendigar en varias estaciones de servicio, además de tener que pagar un precio superior al regulado. Pero así y todo no se consigue lo que se requiere. Pero no sólo eso, sino que además falta gas, y si falta gas falta urea, insumo vital para el trigo. Y no importa que llegue más tarde, se la necesita hoy.

Pero entonces el efecto suerte volvió a presentarse: con estos precios se pueden utilizar sustitutos mucho más caros que en otras situaciones no se utilizarían más que marginalmente.

Entonces si hoy hablamos de que la siembra del trigo no cayó se debe puramente a la suerte. Agradezcamos que estamos en 5,4 millones de hectáreas. Con precios normales o incluso solamente buenos la cosa sería mucho peor.

Ni les cuento si se liberara al mercado. Llovería trigo.

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