El berenjenal de las nuevas retenciones

La limitación de la resolución 125 traerá múltiples consecuencias. Algunas legales (Ulrich) y otras económicas. En este post voy a realizar algunos comentarios respecto de las implicancias económicas desde el punto de vista de la rentabilidad intrasectorial agroindustrial.

Desde la salida de Lavagna, cada nuevo ministro de economía dio la nota incrementando la alícuota en los derechos de exportación. En algunos de esos cambios se modificaron reglas establecidas desde hace casi dos décadas. Así, mientras la regla era retenciones cero en los noventa, Lavagna impuso retenciones altas pero iguales para todos los cultivos, luego Felisa subió las de la soja y Peirano hizo la gran fiesta: cada cultivo tributaría distinto y también modificó las alícuotas para aceites y harinas, según sea girasol o soja (favoreciendo la industrialización de la soja en detrimento del girasol). Este ministro también dio un regalo fenomenal a la industria molinera (diferencial récord entre la harina y el trigo).

Lousteau, con su fatídica 125, empiojó más la cosa porque al tema oleaginoso de Peirano le sumó una diferencia entre aceite y harina intra-cultivo, así las harinas se veían perjudicadas respecto de los aceites. Dos días más tarde enmendó el error y dejó las alícuotas sin diferencial entre harina y aceites, ni entre girasol y soja. Asimismo, el joven ministro asestó un duro golpe a los biocombustibles ya que con la resolución 126 (del mismo día de la 125) le subió 15 puntos porcentuales de retenciones. Para los molineros no fue muy simpático porque les quitó el gran diferencial llevándolo a 10 puntos.

Pero como todo vuelve, Peirano es el nuevo redactor de las retenciones y volvemos a sus números ya que la 125 fue “limitada”.

¿Y en qué quedó todo este berenjenal?:

- Los molineros chochos, exportar harina de trigo es EL negocio; los molinos de los socios comerciales harán sus demandas respectivas;

-El complejo industrial sojero se encuentra favorecido respecto del girasolero.

-El Biodiesel se mantiene en 20% porque no se “limitó” la 126, por lo que no sólo mantiene la alta retención sino que además se achicó el diferencial respecto de la soja ya que la misma pasó de tributar casi el 50% al 35%; la doble Nelson digamos.

En fin, en los próximos días veremos como se van ajustando los nuevos negocios…eh…digo…los nuevos diferenciales arancelarios creados.