Cada poroto de soja, una vez que sale del campo, puede ir a un acopio, a los silos de un puerto o a una planta de crushing. Pero lo importante es que pierde identidad. Se mezcla con muchos otros porotos de muchos otros productores. La cosa no queda allí. Los porotos que fueron al acopio –de los cuales ya ni siquiera sabemos de quienes eran- pueden ir a uno –o varios- puerto/s o bien a alguna –o algunas- planta/s de crushing. También puede suceder que los granos del silo del acopio recorran un mix de destinos entre distintos puertos y plantas de crushing. Los camiones que transportan soja cargan 30 toneladas y cada uno puede entregar mercadería a diferentes demandantes. Lo mismo sucede una vez en el puerto o en las plantas de crushing con la mercadería lista para exportar a distintos países. Ergo: saber a ciencia cierta dónde está el grano de cada productor es imposible y mucho menos se puede saber en cuál país terminó y si fue vía grano o subproducto (tienen diferencial arancelario).
También sabemos que el dinero de las retenciones es entregado al Gobierno por parte del sector exportador pero no es sobre la exportación que recae el impuesto. El impuesto, en realidad, recae sobre la producción que es quien realmente paga las retenciones.
Entonces, me pregunto cuál será el mecanismo a aplicar para que la soja (o cualquier otro producto exportable de similares características de comercialización) destinada a países del MERCOSUR no pague retenciones y dicha excepción sea percibida efectivamente por el productor si es que el Tribunal Permanente del MERCOSUR le dice a la Corte Suprema de Justicia de Argentina que la mercadería comercializada en el MERCOSUR no debe pagar retenciones.
¿Puede un mismo producto, en un mismo lugar y en un mismo momento tener dos precios distintos? Porque eso es lo que sucedería. ¿Se imaginan, entonces, las consecuencias si sale algo así?
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