Sabido es que el verdadero poder político y pretendida representatividad del campo todavía se encuentra entre las tradicionales SRA-CRA-CONINAGRO-FAA. Sin embargo, muchas de ellas ya no representan verdaderamente el sentir del sector, las bases. Por otro lado, y creo que es más importante aún, esas entidades son "horizontales" hacia el sector (en términos generales todos los cultivos, todas las ganaderías), y conciben la economía de un modo casi de suma cero, lo que un sector gana el otro lo pierde. Y entonces ven la realidad en términos de intereses sectoriales y de soluciones parciales, generando desconfianza entre propios y ajenos.
Sin embargo, existen caminos superadores, con mejores enfoques, donde el principal objetivo es conocer al "otro", comprenderlo en sus necesidades y, en base a ello, trabajar juntos para mejorar la competitividad del conjunto. Y no es tarea sencilla. Se trata de vencer prejuicios, "bajar las defensas" y hablar en confianza, dar a conocer las prioridades que cada uno tiene y entenderlas dentro del todo-del sistema-, y así dejar de hablar de sectores para hablar de cadenas de valor.
El término agroindustria surge de entender la economía de ese modo, como un sinfín de interrelaciones entre los distintos eslabones de la cadena que, juntos, pueden incrementar el valor agregado de la cadena en un esquema win-win.
Bajo esta concepción surgieron en nuestro país las cuatro cadenas de valor de los principales cultivos pampeanos: trigo, maíz, soja y girasol. Estos, además de los beneficios comentados, tiene uno adicional: son técnicos, no políticos. Y sus trabajos, informes, seminarios, jornadas, etc., tendrán el beneficio de señalar cuestiones en las cuales todos los eslabones están de acuerdo. Inclusive se presentan políticas que, a priori, parecen contraproducentes para algún eslabón. Pero si ese fue el caso, es muy probable que dicho eslabón haya comprendido la importancia del beneficio global de mediano y largo plazo en lugar de defender estériles ingresos de corto plazo en detrimento del resto y del futuro. Una visión superadora, sin dudas.
Este año, y por primera vez, tendremos las cuatro cadenas funcionando gracias a la recientemente creada cadena del trigo. Las cuatro cadenas tienen distinta historia, algunas están mucho más desarrolladas que otras, y la forma de trabajar es distinta en cada una de ellas. Sin embargo, dejando divismos de lado o pretendidos privilegios históricos, las cuatro organizaron juntas un brindis de fin de año. Y así debe entenderse a las cadenas.
Las cuatro cadenas no reemplazan a las cuatro entidades tradicionales. Tampoco es su objetivo hacerlo. Sin embargo, el sector público debería conocer y dar lugar a estos nuevos jugadores, con una visión menos contaminada y más rica, donde sus propuestas surgen del más puro consenso entre todas las partes involucradas y no de intereses que no siempre están del todo claros.
Etiquetas: cadena de valor, girasol, maíz, sector agroindustrial, soja, trigo