Los aprietes y el paro.
Llegó la hora en dónde todo se complica y parece no existir una vuelta atrás. Los productores están convencidos de que sus teléfonos están pinchados. En este momento están usando líneas de parientes y amigos que poco y nada tienen que ver con el agro para zafar de dicho problema. A Reutemann le incendiaron una cosechadora y golpearon a la mujer del encargado del titular de la Sociedad Rural de Cañuelas. Por sobre el campo de Urquía (Aceitera General Deheza) sobrevuela una avioneta con una pancarta que lo tilda de “traidor”. Lo del Chaco es increíble, mientras los productores marchaban hacia Resistencia fueron agredidos violentamente. A De Angelis lo investigan. No son pocas las personas que me aseguran que cuando están escuchando análisis críticos para el Gobierno la señal de radio se corta y vuelve cuando el reportaje o columna de opinión ya finalizó. Incluso la recomendación más oída por estas horas es: no hablen, no se muestren, no se expongan. Ya ganó el miedo en buena parte de los manifestantes y todo parece una vieja película en blanco y negro ya muchas veces vista. Desazón.
Recomiendo seguir las noticias por diarios del interior porque los nacionales no están informando bien.
La cuestión ya superó a lo técnico y la política está haciendo un pésimo manejo de la situación. Se está llevando el conflicto a lugares insospechados.
En cinco minutos anunciarán medidas que de nada sirven, ya se escucharon.
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